Jaén Rugby entregó hasta su último gramo de fuerza en el partido correspondiente a la 5ª Jornada. Fue en vano. RC Liceo Francés fue superior e hizo valer su velocidad a la mano y su potente delantera contra la resistencia jiennense. El resultado final, elocuente: 3-57. Este calendario se ha convertido en un vía crucis para nuestro equipo, que ya se ha enfrentado contra cuatro de los cinco primeros clasificados. Le queda el quinto, CR Majadahonda, al que se enfrentará el próximo sábado.
El encuentro puso a prueba la capacidad de sufrimiento. En esa materia la nota fue alta, pero se suspendió en el resultado. Jaén Rugby encajó dos ensayos transformados antes de anotar sus tres primeros y únicos puntos. Fue Luis Alberto Enrique quien convirtió un golpe de castigo. Los jiennenses frenaron la sangría en los primeros minutos de la segunda parte. El marcador de 3-31 con el que se llegó al descanso se mantuvo intacto hasta los últimos veinte minutos de partido, tiempo en el que los colegiales anotaron cuatro ensayos más.
CR Liceo Francés dominó todas las facetas del juego, la melé por encima de todas. Además, apenas concedió a los jiennenses media docena de incursiones hasta dentro de su veintidós. Ataques que se frustraban antes de que se convirtieran en peligrosos.
César Díaz, veterano pilar, fue el elegido como mejor jugador del partido. Su liderazgo en una primera línea de circunstancias y de su desempeño en defensa le hizo merecedor de este premio. Otro veterano como Rodri Santías también destacó en la delantera. Una delantera en la que fueron titulares dos debutantes en la categoría, Miguel Ruiz y Josías de Rus, y en la que el flanker Manan Pérez tuvo que jugar de talonador. Por cierto, los tres son sub23. Otros dos jóvenes que estrenaron titularidad en DHB fueron Fernando González –también sub23- e Ignacio Otaolaurruchi, estudiante de primer año de Ingeniería en la Universidad.
Ya ven, juventud y veteranía en un equipo donde catorce de los veintitrés convocados son jugadores formados en Jaén Rugby. Quizás sean esos los únicos rayos de luz visibles en una mala tarde de rugby. El notable crecimiento deportivo de estos jóvenes, sin duda, será la base sobre la que asentar futuras victorias. Porque hay grandes esperanzas depositadas en ellos y en que este vía crucis sólo tenga cinco estaciones, no quince.