Fotos: Andrés García
Montaña Rusa, la metáfora más utilizada para hablar de altibajos. Sin duda. Pero hoy la quiero emplear en este otro sentido: la sensación de que cuando parece que te vas a estrellar, te elevas. Así se ve desde fuera a Jaén Rugby esta temporada de transición. El domingo tocaba recibir al líder, CR Málaga, claro candidato a pelear por el ascenso a División de Honor. El resultado es claro -Jaén Rugby 22-50 CR Málaga- y deja a las claras la superioridad visitante. Pero no dejemos pasar un detalle, importante para mí, el de que los jiennenses anotaron todos sus puntos con un jugador menos en el campo.
El XV local pagó su pésimo comienzo encajando un ensayo a los cuatro minutos (0-7) y otro a los doce (0-12). Mal el saque de centro, golpe en la primera melé, bien las primeras defensas, pero, cuando tienes que mantener esa intensidad tan cerca de tu línea de ensayo, compras papeletas para una infracción. Jaén Rugby vio la primera amarilla a los 10 minutos. El acierto y la velocidad del juego a la mano malagueño parecía imparable con un jugador menos. Y ahí, cuando parece que te estrellas, golpe pateado a palos Manu González (3-12) y ensayo de Juan Castro (10-12). Como suena. La melé se había estabilizado y era la delantera malagueña la que cometía sus indisciplinas o errores de manos. A la salida de una de esas melés en el centro del campo, el medio melé jiennense amagó el pase y se coló entre su par y la formación, finta para librarse de un rival, contrapie para el segundo, fijar al tercero para pasar el balón a Castro, que corría a su lado, y que lo posara. Los más de 100 espectadores sentados en Las Lagunillas aplaudían viendo cómo se elevaba de nuevo la vagoneta.
Encajar diez puntos con superioridad es un pellizco para cualquier rival. Y CR Málaga es mucho rival. Volvió a la carga y aumentó su ventaja con un ensayo más aprovechándose de un ruck mal protegido por los jiennenses (10-17). Habían pasado dos minutos cuando la vagoneta comenzó a descender. Ya con los dos equipos completos, el zaguero visitante cogió descolocada la defensa de Jaén Rugby y posó bajo palos (10-24). Los locales aumentaron su ritmo, pero naufragaba en veintidós contraria. Al mismo, tiempo defendía con orden, frustrando los nuevos ataques malagueños. Y cuando parecía que el XV jiennense remontaba, volvió a quedarse con catorce. Lo peor fue que esta vez la tarjeta mostrada por Eduardo Cousillas era roja. Santi Mesropian reclamó a favor de su equipo un golpe señalado en contra y el colegiado le expulsó por aplaudirle mientras se retiraba. El cronómetro decía que quedaban, como mínimo, 45 minutos de partido. Pero la primera parte no había terminado. Noqueados por la expulsión, y pensando en el panorama que les quedaba por delante, Jaén Rugby encajó un ensayo más antes de irse al vestuario (10-31).
La segunda parte no fue un paseo para el líder. Ni mucho menos. Los verdeoliva, esta vez de blanco por cortesía, tiraron de casta y se multiplicaron en defensa. Los malagueños sudaron los cincuenta puntos, que fueron cayendo irremediablemente. Su bisagra buscaba el ala con pases muy largos para lograr la superioridad y ensayar en el minuto 44 (10-38).
En el 55, Manu González interceptó uno de esos pases sobre su línea de veintidós y se marcó una carrera de setenta metros para anotar el segundo ensayo de su equipo casi sin oposición. Después de la carrera, todavía le quedó resuello para transformarlo en dos puntos más (17-38). CR Málaga seguía a lo suyo, mover el balón de lado a lado para encontrar los huecos que les permitía su superioridad numérica y su buen juego. Anotaron dos ensayos más a pesar de la resistencia jiennense que, a la hora de partido, ya había agotado sus cambios. En el 70, nueva amarilla para un pilar del XV local. En el 72 subían el 5 y el 0 al casillero malagueño.
Pero, quién lo iba a decir, los últimos puntos del partido serían para Jaén Rugby. El saque de centro posterior al último ensayo recibido situó a los trece jugadores locales en campo rival y no les dejaron salir. Los trece jugaron minutos de mucha intensidad, una fase, otra, buscando el contacto, y de mucha concentración. Casi lo logra Cheto en una primera intentona, pero no. Vuelta a empezar, vuelta a ganar metros chocando contra el rival, castigándole con buenos pick and go, hasta hacerles caer en golpes de castigo. Así hasta que en un ruck Juan Castro aprovechó que la defensa malagueña esperaba su salida por fuera para entrar por el lado cerrado y posar junto al banderín. La transformación se le fue ligeramente a la derecha a un Manu González exhausto (22-50). El marcador ya no se movería gracias a la defensa que hizo el equipo jiennense en el tiempo que quedaba de partido.
Derrotados, sí. Estrellados, no. Anotar en inferioridad 22 puntos –un golpe de castigo y tres ensayos- y contra equipos como CR Málaga es casi una proeza. Frenar la sangría de puntos, demuestra intensidad defensiva. La plantilla y sus entrenadores tienen que seguir buscando fórmulas porque, cuando el juego fluye, lo hace con clase.